Procesión antigua de la Muerte

Recuerdo de la muy antigua y venerable Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y la Muerte


LOCALIZACIÓN:
Sábado 16 marzo (sábado anterior al Domingo de Lázaro)

HORA: 23 horas (terminado el pregón de Semana Santa)

IMAGEN: Cristo yacente conservado en la Catedral de Burgos - escuela de Diego de Siloé (capilla de la Presentación)

ENTORNO: Calles aledañas a la parroquia de Santa Águeda

 

CONTEXTUALIZACIÓN

La importancia de la antigua “COFRADÍA DE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD”, también apellidada en época antigua “Y LA MUERTE”, siempre ha estado presente en la semana santa burgalesa desde su creación en el s.XVI como cofradía pasionista y referente de las celebraciones litúrgicas de estos días tan importantes para los cristianos.

Teniendo en cuenta sus orígenes y las  vicisitudes que la hicieron pasar por distintas sedes y emplazamientos (Capilla del Santo Sepulcro de la Catedral-Convento de San Francisco-Convento de Ntra. Sra. De la Merced y Convento de Ntra. Sra. de la Victoria, hasta llegar a la actual en la Parroquia de Santiago y Santa Águeda), ha creído conveniente realizar un desfile procesional rememorando la función social que en su momento tuvo con los cautivos y reos de muerte,  resaltando la importancia que para los cristianos tienen los últimos momentos  de la vida terrena.

En la actualidad  sigue realizando el gesto de “redención de cautivos” (como pionera en España de este tipo de actos de indulto)  aun con la dificultad que supone la concesión de este tipo de indultos en el estado español.

El recuerdo de nuestra propia mortalidad sirve para hacernos pensar que no contamos más que con un tiempo limitado para llevara a término nuestra vida. Frente a la muerte, el enigma  de la condición humana alcanza su cumbre. Morir en Gracia de Dios es participar en la muerte del Señor para resucitar con él.

Gracias a Cristo, la muerte cristiana tiene un sentido positivo. En la muerte, Dios llama al hombre hacia sí, una muerte que fue transformada por él, ya que también la sufrió por su propia condición humana asumiéndola  en un acto de sometimiento total y libre a la voluntad del Padre. La obediencia de Jesús transformó la maldición de la muerte en bendición.

La muerte es la experiencia religiosa de cercanía de Dios y de la revelación del sentido de la vida, el Credo Cristiano termina con la proclamación de la Resurrección y la vida eterna. Creemos firmemente que Cristo ha resucitado y vive para siempre, de tal modo que los justos después de su muerte viven para siempre con Cristo Resucitado.

Por ello, la iglesia nos anima a prepararnos para la hora de la muerte, porque una buena muerte permite enfrentarse serenamente a la agonía final. Para un cristiano este paso es la posibilidad de nacer a la vida eterna al final del camino recorrido, gracias al perdón de Dios por su infinita misericordia. La vida cristiana en la tierra es la participación en la muerte y resurrección de Cristo. Para resucitar con Cristo es necesario morir con Cristo y reconciliarnos con Dios, este es el sentido de la Redención.
Vida y muerte están unidas para los cristianos, pues la muerte es el nacimiento a la vida eterna, gracias al sacrificio de Jesús.
 
Como decía San Francisco de Asís

      Y por la hermana muerte, loado mi Señor,
      Ningún viviente se escapa a su persecución
      ¡ay si en pecado grave sorprende al pecador!
      ¡dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!
   
La Cofradía de Ntra. Sra. De la Soledad y Santiago, en recuerdo de estas antiguas funciones asistenciales y del patrimonio que poseyó a lo largo de su historia, realizará un desfile procesional austero y grave, en horas tardías por el entorno de su actual sede, sita en uno de los enclaves históricos más importantes de la ciudad: el barrio de Santa Águeda.

Dicho desfile no pretende ser si no, por lo anteriormente citado, un recuerdo de la antigua cofradía y una catequesis viviente de lo que para un cristiano significa la muerte, como trámite para nacer a una vida celestial, con el sentido de redención. Cristo se humaniza con su muerte y en su cortejo fúnebre es portado en unas antiguas angarillas donde otrora fueron portados los difuntos para acercarlos a su última morada.

Para dar más gravedad y realce al desfile, se ha invitado al resto de cofradías y hermandades de la ciudad, cofradías de ánimas y cargos públicos, a asistir portando la antigua capa castellana.

Igualmente los hermanos vestirán exclusivamente la túnica que posteriormente les servirá de mortaja, portando el antiguo “capillo” antecesor de los actuales “capuchones”, acompañando al Señor con hachones de cera roja y símbolos arcaicos que nos recuerden antiguas celebraciones de ritos de difuntos. Para este fin, la Asociación de Campaneros de Burgos, durante las primeras partes del recorrido y cortejo de llamada, tocarán “clamores de difunto” desde la torre de la Iglesia de Santa Agueda.

A las 11 de la noche, un grupo de cofrades saldrá de la parroquia acompañados de un reducido número de componentes de la banda, haciendo sonar los antiguos clarines que sirvieron en los primeros desfiles procesionales de la Hermandad.

Así se compondrá este  “CORTEJO DE LLAMADA A LA PROCESIÓN” al  que asistirán un número reducido de hermanos costaleros, que nada más salir de la sede parroquial, serán recibidos al pié de la puerta por el Abad y el Hermano Mayor, en un gesto de bendición y reconciliación.

Portarán carracas y matracas y alguna campana y otros símbolos-estandartes de la muerte, y recorrerán las calles aledañas a la parroquia, subiendo por la Calle de Embajadores (callejón de las Brujas), al que accederán por las escaleras continuas a la iglesia y saliendo hasta la Plaza de Santa María por las escaleras (Mesón de la Cueva), para volver por la Calle de Santa Águeda hasta la plaza de la iglesia.

Realizarán ocho paradas después de los toques de clarines y parches para hacer una invitación a la procesión, con la siguiente formula entresacada de la tradición de los llamados “ejercicios de san Francisco”:
 
 ASISTID COFRADES
A ESTE SANTO OFICIO
EL BIEN PARA NUESTROS HERMANOS
Y PARA DIOS UN SERVICIO
 
SI ESTA NOCHE MORIREMOS
NADIE LO SABEMOS
 
Los Hermanos Costaleros entrarán en la iglesia para recoger la imagen del Cuerpo Sagrado de Nuestro Señor, saliendo TODO el cortejo desde el interior de la iglesia.

La imagen de Cristo Yacente se colocará en unas antiguas “angarillas” de transportar los cadáveres (recuperadas de la iglesia de Villamorón) simulando un cortejo fúnebre, fin para el cual se precisa total austeridad.

Se portarán insignias de luto,  así como otro tipo de emblemas relacionados con los oficios de difuntos.

Como símbolo de la procesión se portará un gran estandarte negro de dos o tres puntas, con las insignias de la Hermandad y de la muerte, estandarte que  abrirá el cortejo fúnebre.

Al salir la Hermandad, los hermanos se colocarán en “orden del celemín”, es decir, en manera rectangular cerrada, colocándose en el centro la Sagrada Imagen.

En ese momento, por parte del Abad de la Cofradía, se dará lectura al Evangelio del Domingo de Lázaro.

La antigua tradición sitúa la escena de Betania seis días antes de la Pascua, es decir, en el Sábado llamado de Lázaro, siendo éste un acto  que se ya recoge en la vetustas  liturgias.
 

                                                                         RECORRIDO PROCESIONAL

Salida desde el interior del templo. Lectura del Evangelio de la resurrección de Lázaro y anuncio de la Pascua.
El desfile discurrirá por la Calle de Santa Águeda (dirección arco de San Martín).
Al llegar a la puerta a la puerta del actual Centro Cultural Francisco Salinas (Teatro Clunia). Al haber sido centro penitenciario donde se acercaba la Cofradía en otro tiempo para realizar el acto del indulto, se realizará un breve responso por los hermanos fallecidos, y el recuerdo de los cautivos que se encuentran cumpliendo sus penas.
La procesión seguirá hasta el final de la calle de Santa Águeda, girando ante el Arco de San Martín por el Solar del Cid, tomando la dirección de la Calle Fernán González.
Al llegar al Arco de Fernán González el desfile procesional girará por las traseras del Centro Cultural Salinas, volviendo nuevamente hasta la Calle de Santa Águeda y de allí retornar a la sede.
Llegados a la plaza, los hermanos se volverán a colocar en la formación del “celemín” es decir, en la forma rectangular de la plaza para recibir la imagen del Santo Cuerpo.
Terminará el acto con el CANTO DEL MISERERE y un responso por los hermanos fallecidos, entrando el cortejo dentro de la iglesia de Santa Águeda donde dará por finalizado el acto.